Actualización: La Revista Colombiana de Nutrición y Metabolismo decidió retirar el mismo día el artículo científico financiado a través de McDonald’s y al cual hago referencia en la presente entrada de mi blog, por considerar que le falta a la ética y a las buenas prácticas de la revista. Puedes ver el comunicado aquí.
Me enteré de un estudio que Arcos Dorados patrocinó y que tenía como objetivo comparar y evaluar la oferta de menús infantiles en diferentes restaurantes de comida rápida de Colombia. El estudio concluye que McDonald’s ofrece, supuestamente, la mejor alternativa del sector, ya que aporta un menú equilibrado que cumple con las recomendaciones de nutrientes de niños del país. Sin embargo, el estudio es bastante cuestionable.
Tradicionalmente te enseñan que, cuando estás frente a un artículo científico, lo primero que revisas de él es el “abstract”, o resumen. Con esto, te puedes dar una idea de qué trata y si es realmente de tu interés dependiendo de lo que necesites hacer en el momento. Sin embargo, lo primero que suelo hacer yo es irme a los conflictos de interés.
Y lo hago por una simple razón: Las Ciencias de la Nutrición están permeadas por conflictos de interés que dan como resultado estudios de baja calidad y que buscan satisfacer los sesgos de sus patrocinadores. De ahí que no sorprenda que en el pasado nos hayan recomendado el azúcar sobre las grasas, o que en la actualidad nos vendan el aceite de palma como una grasa sana, entre otras.
En este caso, el estudio es financiado por Arcos Dorados, que en su página web se definen como “el mayor franquiciado independiente de McDonald’s del mundo y la cadena de restaurantes de servicio rápido más grande en América Latina y el Caribe”. Además, una de las autoras del artículo es consultora de ellos.
Partiendo de esto, sabremos que los métodos, resultados, análisis y las conclusiones, probablemente estén sesgadas, así se reporte lo contrario al final del paper. McDonald’s siempre ha intentado seducir a Nutricionistas y profesionales de la salud para que recomienden su cuestionable oferta. En España, por ejemplo, quedaron en el muro de la infamia unos Nutricionistas que en su momento recomendaron el restaurante de “comida” rápida y que, según afirma El País de España en su artículo, “cuando profesionales de la nutrición defienden productos no saludables suele haber intereses económicos por medio”.
Dicho esto, me permito aclarar, además, que McDonald’s se comunicó conmigo asegurándome que ni las autoras del estudio, ni el médico usado como imagen en sus comunicaciones, recibieron dinero de la multinacional. Incluso, este último se refirió en sus redes al hecho y aseguró que efectivamente no lo hizo y además justifica no haber si quiera firmado un contrato. El profesional de la salud retiró de sus redes el vídeo donde se refería a los cambios que McDonald’s reporta haber hecho en sus productos: “De esta forma, (se) implementó la remoción de los colorantes y aromatizantes artificiales en ingredientes como queso cheddar, salsa Big Mac, kétchup, mostaza, helado de vainilla, entre otros”, reporta Arcos Dorados en esta página web.
Pero entremos en materia y revisemos el artículo publicado en nada más ni nada menos que la Revista de Nutrición Clínica y Metabolismo. Vamos a los métodos, donde se reporta la realización de un análisis cuantitativo únicamente de macronutrientes (proteínas, carbohidratos, grasas) y sodio. Primer error, que explicaré a continuación.
En la metodología se reporta el análisis de los menús por el método analítico AOAC y se recolectaron muestras de 6 establecimientos comerciales (A, B, C, D, E, F) de comida chatarra que ofrecen tradicionalmente menús infantiles. Sabemos (porque Arcos Dorados lo reveló, no las autoras), que el establecimiento A correspondía a McDonald’s.
De esta manera, se tomaron muestras, correspondientes a menús diferentes, de la siguiente forma:
- Establecimiento A: 4 muestras.
- Establecimiento B: 2 muestras.
- Establecimiento C: 2 muestras.
- Establecimiento D: 2 muestras.
- Establecimiento E: 2 muestras.
- Establecimiento F: 2 muestras.
Aquí existe un problema fácilmente identificable y es el mal cálculo de la muestra para generar significancia desde el punto de vista estadístico. Tomar tan pocas muestras al azar por menú no puede considerarse significativo y suficiente para afirmar con absoluta certeza que efectivamente un menú cumple (o no) con el porcentaje de adecuación de nutrientes en comparación con las guías alimentarias colombianas.
Incluso, no se evaluó si quiera una muestra extra por menú. Algunos restaurantes aún tienen problemas de estandarización de utensilios y de recetas, y, por tal motivo, la muestra tomada no podría ser representativa.
Por otro lado, es simplista asumir que una alimentación sana está determinada únicamente por los macronutrientes y el sodio. Claro, se trata de nutrientes que podrían generar patologías y son de interés en salud pública (si consideramos la grasa saturada, los azúcares y el sodio, por ejemplo). Pero la evidencia es clara en indicar que los micronutrientes son claves también.
Dicho esto, creer que una merienda (almuerzo o cena), hecha en un restaurante de comidas rápidas es saludable porque aporta una cantidad de nutrientes cercana a los requerimientos de únicamente macronutrientes y energía es una visión simplista y podría resultar en conclusiones inadecuadas, como es este el caso.
En la discusión, precisamente, se menciona que “(…) por tanto, no se puede seguir generalizando el concepto de comida rápida para niños como sinónimo de comida no sana”, esto, debido a que las autoras encontraron que algunos de los 14 menús evaluados cumplen con la recomendación de macronutrientes y energía. De hecho, mencionan que efectivamente la literatura científica ha reportado que no hay hasta la fecha menús infantiles de comida rápida considerados sanos.
Precisamente esa evidencia científica que ignoran las autoras confirma que la comida basura es una de las causas directas de obesidad y enfermedades crónicas. No lo dice Juan Camilo Mesa, lo dice Harvard, el Journal of Public Health Nutrition, la Academia Americana de Pediatría y la Revista Pediatrics. Y la lista es larga, porque son decenas de revistas y de instituciones de la salud reputadas que lo afirman.
Por otro lado, ¿te has preguntado por qué los niños prefieren la “comida” rápida sobre la comida real? ¿Por qué prefieren una hamburguesa sobre un plato de arroz con pechuga de pollo? Bueno, esa basura comestible tiene más aditivos que un shampoo. Aditivos que no permiten que un niño (o un adulto) generen buenos hábitos y tengan una relación positiva con los sabores y olores naturales de los alimentos.
Insisto, si la nutrición y ser saludable fuera tan sencillo como cumplir con el requerimiento de macronutrientes y calorías, yo podría almorzar media libra de tocino frito en mantequilla y 120 gramos de arroz blanco (que no es sano como el integral). De esta manera, seguramente, cumplo mis requerimientos para un tiempo de comida de proteína, carbohidratos y grasas.
De hecho, la nutrición no se trata sólo de calorías y gramos de proteína, sino de calidad de nutrientes. No conocemos con certeza cuáles son las fuentes ni los ingredientes usados en los restaurantes de comida rápida. Digamos que se trate de un restaurante que dice cumplir la recomendación de grasas por tiempo de comida para niños en edad escolar. Alimentos como las papas fritas sufren un proceso llamado pardeamiento no enzimático que produce acrilamida, un compuesto considerado posiblemente cancerígeno.
Y ni hablar de la ausencia de frutas y vegetales en menús infantiles de cadenas de comida chatarra. Otro motivo más para no considerar saludable tal opción.
Pero, ¿qué pasa con la fruta en los menús de McDonald’s? La ofrecen como puré y/o jugo, que, se sabe, entraría a contar como fuente de azúcar añadido, tal como lo explico aquí. Dos rebanadas de pan blanco, con una tajada de carne, alguito de verduras y fruta que no conserva sus cualidades, no puede llamarse saludable, ni aquí, ni en Pekín. Y si según el artículo analizado esta es la “opción más saludable”, ¿qué esperamos de la competencia?
Si yo tengo en un vaso agua 100% del río Bogotá y en otro agua potable mezclada 50-50 con agua del río Bogotá y hago un estudio de su composición, podré concluir que la segunda opción es mejor para la salud que la primera.
— Juan Camilo Mesa (@ElNutriDice) July 16, 2021
Pero, ¿es saludable? La respuesta es NO.
Increíble. pic.twitter.com/G0A74WR604
Aplaudo los intentos de la industria de comidas rápidas por modificar y mejorar sus productos a través de la tecnología de los alimentos, pero no acepto que se acomode la ciencia a su favor y se busque confundir al consumidor de a pie que no entiende muy bien cómo analizar estudios amañados.
Insisto en la posición que debemos asumir los profesionales de la salud: la chatarra no debería hacer parte de nuestra dieta como algo recurrente, sino que deberíamos considerar su consumo como algo realmente MUY ocasional. Considero, además, que no es buena idea ofrecerla a los niños, porque no genera hábitos saludables y sí los condiciona a pedir cada vez más en un futuro.
Querido Juan Camilo, me alegro que analices el articulo con el nivel que lo haces, mas allá de macronutrientes, de acuerdo contigo, es revisar la calidad, como se ofrecen estos nutrientes, por ejemplo papas fritas (que aceite, trans? Por el sobrecalentamiento, indice glicemco de los alimentos suministrados), en fin es un conjunto que se ofrece de nutrientes que ejercen fuerza nociva o menos nociva dependiendo de lo que se consuma y como se produzca. No se si tengan aditivos agregados, pero si se que la simple combinación de nutrientes con la cocción generan sustancias en nuestra digestión (conocidos como endocanabinoides, entre otros) que en el momento de consumirlos, nuestro organismo produce estas sustancias y se estimula sensación de hambre y alegría, esto estimula mayor consumo o repetir porciones. por ejemplo papas a la francesa…
Hola, ¡profe! Qué alegría poder tratar estos temas contigo. Muchas, muchas gracias por tu valioso aporte. Desconozco el aceite utilizado por ellos y según el propio McDonald’s, en su reformulación redujeron la cantidad de aditivos. Lo que me nombras de los endocanabinoides lo desconocía, leeré más sobre ello.
Un abrazo y gracias de nuevo.