Ayuno intermitente y riesgo de sufrir trastornos alimentarios
En los últimos años se han popularizado diferentes aproximaciones dietéticas y “dietas” en general que buscan mejorar la salud. Unas más extremas que otras, pero que al final han llamado la atención de la ciencia.
Tal es el caso del ayuno intermitente, que ha sido presentado por sus defensores como la panacea de moda que todos deberíamos intentar. ¿Qué podría salir mal si lo único que hago es restringir mi ingesta de alimentos por un tiempo determinado durante el día?
Pues bien, con las también crecientes cifras de trastornos alimentarios, es importante ponerle una lupa a los mensajes que se publican en redes sociales y que se transmiten en el consultorio.
Y es que la insatisfacción corporal está a la orden del día esperando por un mensaje que pueda desencadenar toda una oleada de sentimientos negativos que tienen, por supuesto, impacto en la alimentación.
¿Qué es el ayuno intermitente?
El ayuno intermitente (AI) es una forma de alimentación en la que se alternan períodos de consumo y abstinencia voluntaria de alimentos.
Aunque el término “ayuno” suele asociarse con religión o espiritualidad, en el contexto de la alimentación, el ayuno puede definirse como un patrón específico de restricción y/o eliminación de determinados alimentos o grupos de alimentos durante un periodo determinado.
El ayuno intermitente se ha practicado durante siglos y tiene diversas formas y motivaciones. Algunas personas solo ayunan durante eventos religiosos o culturales específicos, mientras que otras lo hacen como parte de una filosofía de vida o dieta permanentes.
También hay quienes lo adoptan temporalmente para beneficiarse de sus supuestos efectos sobre la salud, el bienestar y/o la pérdida de peso. Efectos muy discutidos por la ciencia.
La importancia de estudiar los trastornos alimentarios
Los trastornos de la conducta alimentaria (TCA’s) son condiciones muy serias que pueden tener un impacto significativo en la salud física y mental de una persona.
Entre los TCA más comunes están la anorexia nervosa, la bulimia nervosa y el trastorno por atracón.
Es importante estudiar los trastornos alimentarios para comprender mejor sus causas y síntomas. Hacerlo, de hecho, puede ayudar a mejorar el diagnóstico y el tratamiento de los afectados por estas enfermedades.
La investigación también ayuda a identificar los factores de riesgo para desarrollar un trastorno alimentario, incluidos los factores ambientales, biológicos y psicológicos.
Los estudios sobre los trastornos alimentarios también pueden proporcionar información sobre cómo prevenir o reducir la prevalencia del trastorno. A través de la investigación, se puede aumentar el conocimiento sobre estas afecciones, lo que puede conducir a estrategias de prevención más eficaces y a mejores opciones de tratamiento.
Las dietas restrictivas y los trastornos de la conducta alimentaria
Las dietas restrictivas son dietas que implican la limitación de la ingesta de ciertos alimentos o la eliminación total de ciertos tipos de alimentos. Estas pueden utilizarse por diversos motivos, entre los que se encuentran:
- Para favorecer la pérdida de peso y grasa mediante restricción calórica.
- Para ajustar la ingesta nutricional favoreciendo el balance nutricional.
- Para abordar problemas de salud específicos.
Sin embargo, las dietas restrictivas pueden tener graves consecuencias para la salud mental y física y, en algunos casos, pueden dar lugar a comportamientos alimentarios desordenados o incluso a trastornos alimentarios.
Las personas que hacen dietas restrictivas pueden utilizar métodos extremos para controlar sus hábitos alimentarios y reducir su consumo de calorías. Pueden saltarse comidas o limitarse a ciertos tipos de alimentos.
Este tipo de restricción excesiva puede provocar sentimientos de privación, que pueden causar ansiedad, depresión y otras emociones negativas. Con el tiempo, estos sentimientos pueden agravarse y manifestarse en una relación poco saludable con la comida y problemas de imagen corporal.
Además, las dietas restrictivas pueden interferir con los procesos naturales del cuerpo y provocar deficiencias de nutrientes. También pueden provocar fatiga, bajos niveles de energía, debilitamiento del sistema inmunitario, deshidratación, ciclos menstruales irregulares y otros problemas físicos.
Por estas razones, es importante que las personas que estén considerando una dieta restrictiva hablen con un nutricionista dietista titulado que esté familiarizado con los TCA’s antes de hacer cualquier cambio drástico en sus hábitos alimenticios.
También es esencial que las personas que hacen dietas restrictivas sean conscientes de cómo se sienten, tanto física como mentalmente, para que puedan reconocer si su comportamiento se está convirtiendo en algo contraproducente para la salud.
¿Cómo puede el ayuno intermitente empeorar los trastornos de la conducta alimentaria?
El ayuno intermitente podría agravar los trastornos alimentarios existentes, como la anorexia o la bulimia, al fomentar comportamientos alimentarios desordenados durante los periodos de ayuno.
Restringir la ingesta de alimentos o saltarse las comidas puede llevar a una fijación insana con la comida y crear un ciclo de culpa y vergüenza cuando se rompe el ayuno.
Las personas que tienen un historial de trastornos alimentarios pueden verse atraídas por este tipo de dietas como forma de controlar su peso al dejar de comer.
También puede ser un potencial desencadenante de pensamientos obsesivos sobre la comida y la imagen corporal, así como de ansiedad en torno a la hora de comer y a las situaciones sociales en las que hay comida de por medio. Además, puede provocar sentimientos de privación que pueden llevar a un ciclo de atracones y recaídas en formas más extremas de alimentación restrictiva.
En definitiva, el ayuno intermitente debe abordarse con precaución si se tiene un historial de trastornos alimentarios o si se sospecha de uno, como veremos a continuación.
Las redes sociales, el ayuno intermitente y los trastornos de la conducta alimentaria
Las redes sociales son plataformas en línea que permiten a los usuarios comunicarse, compartir contenidos y establecer relaciones.
Se han hecho cada vez más populares en los últimos años debido a su comodidad y capacidad para conectar a personas de todo el mundo. Sin embargo, algunos estudios sugieren que las redes sociales podrían estar relacionadas con problemas de salud mental como la depresión, la ansiedad, la baja autoestima y los TCA’s.
Alimentación restringida en el tiempo como desencadenante de TCA’s
Ya sabemos que ayunar de forma intermitente no es recomendado para personas que ya han sido diagnosticadas con alguna condición que no le permita tener una relación sana con la alimentación.
Pero, ¿qué pasa si se trata de una persona que no ha sido diagnosticada pero que podría encontrar en el ayuno la excusa perfecta para exteriorizar su mala relación con la comida?
Pues bien, el inicio de una dieta restrictiva en el tiempo podría convertirse en un mal hábito y puede que derive en un TCA a corto-mediano plazo. Estudios preliminares lo confirman.
Incluso, lamentablemente, quienes más consumen redes sociales y más riesgo tienen de un TCA, son los adolescentes y los adultos jóvenes, sobre todo mujeres.
De hecho, aunque no hay evidencia muy fuerte al respecto, algunos estudios pequeños dan una idea acerca de cómo esta estrategia podría impactar en la salud mental de los jóvenes.
Un estudio siguió a 64 personas que ayunaban de forma intermitente por cerca de 16 horas y con el objetivo de perder peso y a las que se les administró un cuestionario para evaluar sintomatología relacionada con desórdenes alimenticios. Los investigadores buscaban establecer si estas personas tenían más conductas de riesgo en comparación con la “norma comunitaria” y los puntos de corte del cuestionario. El estudio encuentra que 34.4% de las personas encuestadas puntuaron por encima de esa línea de corte. También encontraron que durante el período de seguimiento, varios participantes reportaron conductas tipo “purga” y de inducción del vómito.
Claro, es un estudio limitado en muestra y su metodología no es la mejor para trazar conclusiones sólidas, pero ya da una idea de por qué es mejor no recomendar el AI públicamente y sin filtros.
Por su parte, otro estudio con una muestra mayor (853 personas), buscó establecer si había relación entre desórdenes alimenticios y las dietas bajas en carbohidratos o las dietas bajas en carbohidratos combinadas con ayuno de forma intermitente. 27% (n=188) de los sujetos reportó estar haciendo dieta baja en carbohidratos en los últimos 3 meses y de estos, el 31% (n=58) reportó estar haciendo, además, AI. Los investigadores encontraron, fruto de una serie de cuestionarios efectuados, una asociación positiva entre llevar dietas bajas en carbohidratos + ayuno y mayores episodios de atracones. Pero eso no es todo, también encontraron que las personas que realizaban dieta y ayuno informaron mayores síntomas de atracones, restricción cognitiva y antojos por alimentos.
También vale la pena mencionar que una revisión sistemática de RCT’s y ensayos clínicos no aleatorizados encontró que el ayuno en modalidad intermitente no tenía efectos negativos sobre desórdenes mentales como depresión, ansiedad o estado de ánimo. Sin embargo, esto no apaga las sospechas de la relación entre ayunar intermitentemente y riesgo de TCA’s.
Estas crecientes sospechas me hacen creer que es mala idea seguir recomendando a diestra y siniestra el ayuno intermitente en redes sociales.
Conclusiones
- La forma de alimentarse tiene todo que ver con el desarrollo de una relación positiva con la comida. Vender el ayuno intermitente como una maravilla y una estrategia “milagrosa” carece de sustento científico.
- Las personas que hacen dietas y aplican modalidades de restricción alimentaria en el tiempo, suelen reportar tener peor relación con la comida que quienes no hacen dieta ni practican ayunos.
- Las mujeres parecen ser más susceptibles a desarrollar estos trastornos de la conducta alimentaria.
- Tener sentimientos de culpa luego de comer no es normal. Tampoco lo es el realizar purgas, tomar laxantes o vomitar después de comer. Si sientes que tu relación con la comida está deteriorada y presentas alguna de las conductas anteriormente mencionadas, te recomiendo visitar a un profesional de la salud mental.
- La cooperación entre el profesional de la salud mental y el nutricionista con conocimientos sobre trastornos alimentarios es fundamental. De su éxito depende la recuperación del paciente.
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